Moverse más a la izquierda


Tal vez sea la última llamada

Miguel Barbosa Huerta

 

El PRD debe moverse más a la izquierda. Esto significa básicamente la elaboración y puesta en práctica de tres cosas: un programa comprensible para la sociedad, una estrategia de acción política y un nuevo modelo partidario.

Ésa es la lógica que vamos a seguir como una estrategia que identifique la línea política del partido, y si hay que ser más oposición, seremos más oposición. Siempre una oposición que la sociedad entienda, que tenga una propuesta comprensible para la sociedad, que tenga un comportamiento que se identifique como constructivo, porque de otra forma nos iríamos del lado del radicalismo y, de ese lado, seguramente, alguien nos va a ganar.

Debemos tener la capacidad de diferenciarnos de la otra izquierda; si no somos capaces de volver a esperanzar a la sociedad, no por radicalismo sino por propuestas que la gente tiene en su intimidad, en su realidad, para responder y resolver este escenario, no seremos capaces de alcanzar el poder nunca.

¿Qué va a hacer el PRD ante esta situación? ¿Será un simple espectador, se va a oponer o va a colaborar con el gobierno? ¿Continuará semiparalizado, curándose las heridas de los resultados electorales del pasado 7 de junio, hace más de dos meses?

Moverse a la izquierda y tener un programa comprensible significa realizar propuestas que la sociedad entienda y se sienta identificada con éstas. Se trata de una agenda cercana a la gente, a sus problemas cotidianos y a sus aspiraciones. Una agenda de transformación que ponga en el centro de la acción política a los ciudadanos, la defensa de sus derechos y el ejercicio pleno de sus libertades. Una propuesta sensata que más que ideologías ponga sobre la mesa tareas, metas y rutas que realizar para mejorar en un plazo breve la situación de pobreza en la que vive más de la mitad de la población de nuestro país y las terribles condiciones de desigualdad que padecemos.

Un programa que permita a las instituciones públicas tener credibilidad por su acción eficaz y eficiente, y valoración social por la transparencia y rendición de cuentas con la que actúan y son objeto los servidores públicos de todos los niveles de la administración pública.

El PRD debe ser considerado por la población como un partido de oposición al actual gobierno y a sus políticas. El nacimiento de otras fuerzas de izquierda, las nuevas circunstancias electorales, el cambio en los referentes de oposición obligan al PRD a acentuar su perfil de izquierda. No se trata de renunciar a la política y al diálogo institucional entre partidos, se trata de desarrollar acciones que permitan cohesionar nuestro voto duro, recuperar a votantes y simpatizantes que ahora están más cercanos o prefieren otras opciones de izquierda, y ganar nuevos electores, particularmente entre los jóvenes y los sectores medios de la sociedad.

El PRD debe acentuar su perfil de izquierda, acercarlo al movimiento social y respaldar con mayor énfasis las demandas de los sectores sociales más afectados por las reformas estructurales.

El PRD debe ser un promotor incansable de la unidad de las izquierdas y las fuerzas progresistas. La transformación de nuestro régimen político, la realización de elecciones equitativas, la democratización de los medios de comunicación, la reforma educativa de fondo, el respeto a los derechos laborales de los trabajadores, el combate a la corrupción y lograr mayores niveles de transparencia en el ejercicio de la función pública son temas compartidos por la izquierda.

El PRD no debe renunciar a la política. Requiere participar en la interlocución y construcción de acuerdos con el gobierno y las otras fuerzas políticas, pero debe hacerlo en una lógica de un partido de izquierda opositor al actual gobierno y al proyecto que enarbola.

El modelo partidario se agotó, el PRD no puede funcionar más en la lógica de corrientes que son grupos de presión. La transformación del PRD sólo será posible si se termina con esta forma de funcionamiento y es capaz de practicar otro modelo de organización partidaria. Ni las corrientes, ni el padrón de afiliados pueden ser la base para el control del partido, ni la simple suma de acuerdos clientelares la asignación proporcional de cargos y puestos en las estructuras partidarias o en los espacios de poder público.

El PRD debe cambiar, adecuar su organización hacia la acción política, con mejores niveles de eficacia y transparencia en sus acciones.

Rumbo al próximo Congreso Nacional y de cara a la renovación de su dirección nacional, debe ponerse fin a este modelo partidario dominado por las corrientes internas. Si esto no es así, el nuevo dirigente nacional llegará atado de manos, no importa si el nuevo dirigente es interno o externo, o representa un relevo generacional o un nuevo rostro. Éste es el momento de transformar el PRD, estamos a tiempo y tal vez sea la última llamada para hacerlo.

@MBarbosaMX

Presidente de la Mesa Directiva del

Senado de la República