- Se trata de un reacomodo de fichas en el tablero de las mujeres y los hombres de poder, no de un diseño estratégico para enfrentar la difícil situación que vive el país en materia de economía, de seguridad y credibilidad de las instituciones del Estado mexicano.
La causa: toda la atención mediática se encuentra en los cambios al gabinete del Gobierno Federal. Los movimientos anunciados por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a unos días de presentar su Tercer Informe de Gobierno, no son significativos.
No son cambios para la transformación, sino lamentablemente para la continuidad. Tampoco se trata de movimientos para hacer frente a la situación del país ni para corregir lo que está mal; menos para acelerar las acciones en beneficio de las familias mexicanas.
Se trata de un reacomodo de fichas en el tablero de las mujeres y los hombres de poder, no de un diseño estratégico para enfrentar la difícil situación que vive el país en materia de economía, seguridad y credibilidad de las instituciones del Estado mexicano. Más de una decena de servidores públicos de primer nivel se va, otro tanto cambia de cartera y de responsabilidades.
Lo causado: el Gobierno Federal deja ir una valiosa oportunidad para dar a la sociedad mexicana un mensaje de transformación y de que está dispuesto a realizar cambios importantes para que la situación mejore en los próximos tres años.
Destacan dos nombramientos: el de Aurelio Nuño, en la titularidad de la SEP; y el de José Antonio Meade Kuribreña, que pasa de Relaciones Exteriores a la titularidad de Desarrollo Social.
Si bien Aurelio Nuño se integra al gabinete legal y lo hace en una cartera de importancia, ésta es de poca proyección porque uno de los focos de atención y de conflicto del Gobierno se encuentra precisamente en la Reforma Educativa y los obstáculos para concretarla. Particularmente me hubiera gustado que ocupara una posición de mayor proyección.
José Antonio Meade destacó al frente de la Cancillería. En un contexto complicado, revitalizó las relaciones internacionales de México con todas las regiones del mundo. Su nombramiento como secretario de Desarrollo Social constituye un reconocimiento a su desempeño y, lo más importante, esta designación lo proyecta como uno de los posibles aspirantes a la sucesión del 2018.
Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray permanecen como piezas clave en el gabinete y el equipo del Presidente aunque ambos están sometidos a fuertes presiones por el contexto político y económico que existe, y que se prevé continúe en el futuro inmediato.
Con estos cambios, da la impresión de que Joaquín Guzmán Loera no se hubiera evadido de la justicia; como si la fuga del Penal de “máxima seguridad” del Altiplano no existiera. Se acerca el 1º de septiembre y existe la duda de qué explicación dará el Presidente sobre la fuga y recaptura de esta persona.
En la cadena de mando responsable de la custodia de Guzmán Loera se encontraba el Comisionado de Seguridad. El Presidente anunció que Monte Alejandro Rubido se va y llega en su sustitución Renato Sales. De éste último se sabe que es un académico y un especialista en derecho, pero no su experiencia como policía.
Sería importante que en las más altas esferas de la administración pública reflexionaran qué tipo de gabinete se desea conformar y para qué momento: uno para los tiempos de calma o uno para los días de tormenta. Creo que no se ha entendido la situación que vive el país.
