Inexistente el combate a la pobreza / Excelsior


Indignación y enojo provocó el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Medición de la Pobreza en México 2014, que arrojó un dato alarmante: en dos años, el país tiene 2 millones más de pobres.

Esta cifra contrasta con los discursos optimistas de un gobierno que se ha quedado corto en lograr el desarrollo económico y social que el país necesita.

Además, causan sorpresa las excusas que emite la Secretaría de Desarrollo Social: se ufana de que disminuyó la pobreza extrema de 9.8% a 9.5%, lo que representa aproximadamente 86 mil  personas, cifra que deja mucho que desear si pensamos en los 11.4 millones de mexicanos que permanecen en esta lamentable condición. Aunado a lo anterior, se registró que en 8 entidades: Veracruz, Morelos, Oaxaca, Estado de México, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y Baja California Sur, el porcentaje de pobreza extrema aumentó.

Es ofensivo y equivocado que se cuestione la metodología del Coneval como un intento por justificar el desempeño gubernamental mediocre. Este Consejo es una institución que hemos venido construyendo durante muchos años, para que pueda contar con una posición autónoma a la del gobierno, o a la del partido gobernante en turno.

Los resultados en el combate a la pobreza son alarmantes para una administración que está a unos cuantos meses de presentar su Tercer  Informe de Gobierno. Nadie podría sentirse satisfecho de que el número de personas que viven en pobreza patrimonial y alimentaria, se haya incrementado. La línea de bienestar está totalmente fracturada en nuestro país.

Ante este panorama, se percibe una situación compleja para el año que viene. Debemos analizar con toda puntualidad el paquete fiscal que presentará el gobierno el próximo 8 de septiembre, y abordar con responsabilidad el llamado Presupuesto Base Cero, así como sus implicaciones.

El proyecto que mande el gobierno debe realinear prioridades. Es urgente eliminar el gasto clientelar e identificar las acciones que permitan impulsar verdaderamente el desarrollo y crecimiento del país. De no ser así, solamente estaremos hablando de un presupuesto con recortes y visiones inerciales, sin una capacidad verdadera de impacto de las finanzas públicas.

Lo que el documento del Coneval evidencia es un fracaso histórico en términos de desarrollo. Vamos a cumplir ya 30 años etiquetando cientos de miles de millones de pesos para gasto social que no han registrado resultados. El país en poco más de dos décadas, no ha crecido más del 2% en su PIB y el porcentaje de pobres se mantiene idéntico.

Se requiere revisar el uso político-electoral de la pobreza. Pareciera que a los gobiernos les conviene una población en situación de vulnerabilidad. Evidencia de esto son las amenzas de retirar programas sociales si no se apoya una propuesta en particular.

La politica clientelar, la que busca capacidades de control social mediante el asistencialismo, ha impedido contar con verdaderos instrumentos que combatan la pobreza. El problema de fondo es que hay políticos y gobiernos que quieren que sigan existiendo pobres, porque administran las necesidades de la gente.

En 30 años hemos pasado de Solidaridad a Progresa, por Oportunidades y Prospera, pero, como país, ni somos más solidarios, ni hemos progresado, ni tenemos más oportunidades o prosperidad.

El verdadero camino para combatir la pobreza se centra en construir políticas públicas que generen empleo y crecimiento económico, alejadas de intenciones clientelares. Deben plantearse metas que diminuyan el número de pobres anualmente. A la par, liberar el salario mínimo del rezago en que se mantiene.

Ésta es la discusión económica que debemos garantizar frente al paquete fiscal del año próximo, si realmente se tiene la voluntad de entrar al problema a fondo y combatirlo de raíz.

Twitter: @RiosPiterJaguar