Hasta siempre Manuel/ El Universal


Conocí a Manuel hace ya varios años, sin embargo, hasta apenas hace tres tuve la oportunidad de trabajar codo a codo con él, literalmente así. En el escaño, al lado de Manuel, pude conocer a fondo al político, al estratega y al ser humano.

Durante su larga carrera, considero que dos fueron los momentos que marcaron profundamente su historia e incluso el rumbo del país entero. Después del terremoto de 1985, la ciudad quedó devastada, se perdieron muchas vidas y prácticamente todos los servicios públicos; reinaba el miedo, el caos y el temor entre los capitalinos y fue Manuel el encargado de levantar a la capital.

El terremoto nos marcó profundamente. Para los capitalinos y para muchos mexicanos este episodio fue detonante de la transformación de la ciudad. Nada hubiera sido posible sin el trabajo, el esfuerzo y la dedicación de Manuel por reconstruirla desde los escombros, no sólo a nivel de desarrollo urbano e infraestructura, sino también en el ánimo y la esperanza de los que entonces habitábamos el Distrito Federal. A Manuel los capitalinos le debemos mucho de la escena urbana y social que hoy tenemos y disfrutamos.

Al frente de la Ciudad, como regente, logró sentar las bases para la reforma política que permitió que los capitalinos hoy, podamos elegir a nuestros representantes, que tengamos un jefe de Gobierno por decisión de la ciudadanía y, fundamentalmente, que hoy seamos el territorio con más derechos y libertades del país.

Manuel, un político en toda la extensión de la palabra, estuvo muy cerca de convertirse en el Presidente de México. Sin embargo, su historia fue otra. A finales de 1993, Manuel se hizo cargo de otro de los conflictos que cimbraron a todo el país, el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Hoy, a horas de su dolorosa partida, es justo decir que Manuel evitó una de las mayores tragedias que pudimos haber tenido en las últimas décadas, la guerra entre mexicanos.

No llegó a gobernarnos, pero sí fue nuestro líder. Su trayectoria lo llevó a forjar un fuerte carácter, a conducirse con temple. Fue hábil negociador, conciliador y un mexicano con visión de país.

Hombre culto y conocedor; de convicciones firmes, que en sus últimas batallas desde la tribuna legislativa, dio una memorable defensa de los intereses del país durante el debate de la reforma energética. Recuperó el discurso original del general Lázaro Cárdenas al anunciar la expropiación petrolera. Tener a Manuel en tribuna, con la voz de fondo del general Cárdenas será uno de los recuerdos más impactantes que dejó como legado.

Manuel fue un hombre que vivió por su país, se preocupaba por su gente, creía verdaderamente en que las cosas podían cambiar y trabajó con ahínco para lograr un México mejor.

No siempre compartí sus opiniones, incluso llegamos a tener diferencias, sin embargo, debo reconocer que siempre recibí de él un consejo, siempre estuvo dispuesto a ayudar, a orientarnos, fue un gran pilar en el Senado y estoy segura que para los tiempos venideros, nos hará mucha falta. Extrañaré a mi compañero de escaño.

En los últimos tres años, en los que trabajamos juntos, Manuel, tu opinión fue invaluable. Tu presencia, siempre aportó a nuestro Grupo Parlamentario. Manuel, fuiste un verdadero estratega, nunca diste salidas fáciles, no optabas por la confrontación como el camino para alcanzar los objetivos. Eso te lo admiro. Para ti, la política fue siempre diálogo. Descansa en paz.

Senadora de la República por el PRD. @Ale_BarralesM
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