Claro compromiso con la educación / El Universal


El Interés Superior de la Niñez fue inscrito por primera ocasión en la Declaración sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 1959 y se funda en que ningún interés – por legítimo que sea – puede estar por encima de los derechos de la niñez.

En 1989 se aprueba la Convención de los Derechos del Niño y el Interés Superior de la Niñez se inscribe como un principio rector de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, quienes por su edad deben ser protegidos por sus familias y la comunidad en un ambiente de felicidad, amor y comprensión. El Estado no puede cuestionar, menoscabar o limitar sus derechos humanos, su responsabilidad es garantizarlos.

Hemos impulsado acciones legislativas para armonizar la Convención y lograr que niñas, niños y adolescentes gocen de sus derechos, entre ellos, el de educación de calidad, que significa, entre otros aspectos: a) el diseño de un sistema de educación científica y pedagógicamente planificado; b) por estar dirigido a personas en proceso de desarrollo cognoscitivo, es fundamental que los ciclos escolares concluyan todas sus fases en el tiempo determinado; c) que las escuelas cuenten con instalaciones apropiadas; d) un profesorado profesional, actualizado y bien remunerado; e) unificar los criterios de evaluación para las escuelas públicas y privadas; f) considerar en todo momento el respeto de la dignidad humana de la niñez.

El ciclo escolar toma en cuenta la pedagogía y el desarrollo cognoscitivo de niñas y niños en función de su edad. Interrumpir los ciclos es tan pernicioso, como pretender que en un menor tiempo repongan las unidades de las materias.

Si se interrumpe ese ciclo se trunca la estrategia de la enseñanza y en palabras llanas se obstaculiza el proyecto de vida al que tienen derecho como personas.

Simpatizo por que las y los maestros gocen de mejores condiciones de trabajo, sin embargo no entiendo la lógica de dejar a miles de niñas y niños, sin clases. Estas acciones ponen como interés superior otro que no es el de las niñas y niños frente a su derecho a recibir educación. No tengo duda que exigir educación de calidad sin ningún tipo de discriminación es una demanda progresista.

Por lo tanto lamento que no se haya logrado concretar que el PRD se sumase a la propuesta denominada “Los diez Compromisos por la Educación Nacional con Equidad y Calidad”. En mi encomienda como senadores voté a favor  de la reforma educativa argumentando muchas de las propuestas que hoy están incluidas en la propuesta mencionada y otras contenidas en la convención y otros tratados.

Sigo pensando en que esta reforma es una de las mejores propuestas del Pacto por México, pero las autoridades has sido incapaces de concretarla, de transformar en serio el sistema educativo de manera integral para lograr una de las mejores tareas de la gobernanza: educar con calidad a la población infantil sin diferencias de clases sociales. No se tendría que estar exigiendo que la autoridad cumpla con su obligación.

En este debate se siguen imponiendo diferencias e intereses que suponiendo son legítimos, deben ser secundarios frente al interés Superior de la Niñez.

Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

@angelicadelap