La causa y lo causado: Otra vez las guardias comunitarias / Milenio


Otra vez los rostros de angustia, de miedo, de incertidumbre. Otra vez, ante las instalaciones de oficinas gubernamentales, aparecen los familiares preocupados solicitando información, ayuda y justicia para localizar a sus familiares. Personas de escasos recursos que con la foto de su familiar esperan alguna respuesta a su desgracia. De nueva cuenta, la autoridad ausente, el Estado sin capacidad de respuesta ante las acciones de grupos que operan al margen de la ley o en contra de la autoridad.

 

A tres semanas de las elecciones, otra vez en el estado de Guerrero la violencia, las armas y las desapariciones brotan. Ahora fue en Chilapa, en donde los pasados 8 y 9 de mayo un grupo armado, supuestos autodefensa, sitió a la población y se llevó a un número aún indeterminado de pobladores.

 

Los testimonios de los que ya dan cuenta los medios de comunicación y algunas crónicas que se han hecho públicas, describen las acciones organizadas y realizadas por este grupo armado, supuestamente de autodefensas.

 

La causa y lo causado. La causa: Los grupos de autodefensa surgen cuando la autoridad no puede garantizar la vida, la libertad y el patrimonio de las personas. En los últimos años, la seguridad pública ha colapsado en varias regiones del país. Guerrero es uno de esos estados, como también ha ocurrido en Michoacán, Morelos y Estado de México, entre los que los medios de comunicación han reportado la aparición de este tipo de grupos.

 

En primer lugar debe entenderse como una reacción de la sociedad ante una problemática específica, sin embargo, que al amparo de esa necesidad han aparecido grupos armados que actúan al margen de la ley.

 

Parece una respuesta al terror como el que han padecido algunos municipios de Michoacán, en donde los grupos de delincuentes llegaron a controlar la totalidad de los recursos de varias regiones y disponer del patrimonio y la vida de los pobladores.

 

Las autodefensas surgen y se enfrentan a los delincuentes con los únicos medios que estos últimos conocen: las armas y la violencia. Desde el principio, la pasividad o inclusive el intento de algunas autoridades para utilizar a estos grupos en contra de la delincuencia organizada, han implicado un altísimo riesgo para el Estado de derecho.

 

Si bien no se pueden clasificar a todos los grupos de autodefensa de una manera negativa, sí debe aceptarse que han servido también para encubrir o facilitar todo tipo de delitos y por desgracia, algunos de ellos se han vuelto refugio de delincuentes.

 

Los hechos ocurridos hace unos días en Chilapa son consecuencia directa de la pasividad o de las malas decisiones que se asumieron respecto a las autodefensas.

 

Sobre estos grupos no existen certezas de sus objetivos, perfiles y antecedentes de sus integrantes, el origen de las armas que portan y que utilizan, los recursos logísticos de los cuales disponen y su temporalidad.

 

En ningún régimen democrático puede permitirse o tolerase la existencia de grupos que actúen al margen de la ley. Las llamadas guardias comunitarias deben desaparecer. Lo sano para nuestro país sería que los tres niveles de gobierno asumieran plenamente su responsabilidad de garantizar el orden y la paz social.

 

Los municipios, los gobiernos estatales y las autoridades federales deben garantizar la paz social. Las consecuencias saltan a la vista, las consecuencias de no hacerlo saltan a la vista.

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@MBarbosaMX