La corrupción, un cáncer que invadió los sistemas de procuración e impartición de justicia: Fernando Mayans


Intervención en tribuna del Senador Fernando Mayans Canabal, del Grupo Parlamentario del PRD, para hablar en lo general a favor de la minuta con proyecto de decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de combate a la corrupción.

 

Fernando Mayans Canabal, (FMC): Antes que corra el cronómetro, señor Presidente, le solicito, en base al artículo 76 del Reglamento del Senado, numeral 2, fracción VI, la verificación del quórum, señor Presidente.

 

Intervención del Presidente de la Mesa Directiva del Senado

 

FMC: Le recuerdo que hemos estado pidiendo la palabra en diversas ocasiones, señor Presidente, y nos ha sido negada, cuando el Parlamento trabaja con la palabra, por eso se llama así, el parlar, y el querer poner un tapaboca aquí a los Senadores que no están de acuerdo en la línea del Congreso, pues entonces eso es corrupción, la ineficiencia es corrupción, no nada más es la mordida, sino también la ineficiencia, señor Presidente.

 

Entonces, pues hay que estar ahí abusados con los reglamentos y darle su lugar a todos los Senadores, porque merecemos respeto, así como usted, y a todos los demás.

 

Yo le pido que considere cuando se le pide la palabra, y todavía no empiezo el tema, señor Presidente.

 

Intervención del Presidente de la Mesa Directiva del Senado

 

FMC: Bueno, pues tanta unanimidad se me hace sospechoso en este salón, se ve muy bonito, y como han dicho ya muchos, que se cree que avanzamos, pero en lugar de avanzar retrocedemos porque estamos perdiendo las oportunidades que nos da el ser Senador de la República, representante popular, para poder cambiar las cosas de fondo, de 180 grados, y no andar simulando de que vamos a ir cambiando poco a poquito, y en 100 años ya tenemos un cambio considerable.

 

Eso no es así, el pueblo sabe que se le está mintiendo, está claro, y yo creo que todos los que estamos aquí tenemos la obligación, porque para eso somos representantes, se supone, del pueblo, para defender a la sociedad.

 

La inquietud por la verdad que tiene el pueblo aquí no está ventilándose. En realidad, compañeros y compañeras, aunque nadie preste atención, aquí con el cuchi cuchi parece vecindario, lavadero de las comadres, en realidad me parece que el derecho que diferencia lo permitido y lo prohibido no es, de hecho, más que un instrumento de poder en definitiva bastante inadecuado y bastante irreal y abstracto.

 

La vocación del Estado es ser totalitario y tener en definitiva un control exhaustivo de todo.

 

Para ir y para que quede claro, los que hablamos, los Senadores escasos que hablamos por los que no les dan la palabra, como aquí mi Presidente, quienes no pudieron tomarla hasta el presente, a quienes fueron forzados al silencio por la historia, por la violencia de la historia, por todos los sistemas de dominación y explotación, por eso hemos repetido muchas veces en esta tribuna: “La democracia política es un ideal, es una utopía que no vamos avanzar, y menos cuando estemos sometidos el Poder Legislativo al Poder Ejecutivo”.

 

Aquí el problema es un sistema educativo que ha sido reprobado en las comparaciones internacionales y un crecimiento exponencial de la violencia. Con esto no se va a solucionar, con leyes a medias, mediocres, no se va a solucionar el problema de la corrupción porque es un problema de cultura, es un problema de educación, que les entre en el cerebro lo que está pasando en el país, es un problema también de pobreza y de miseria.

 

Vean a los policías en la calle, que ganan una miseria, y cuando los paran ahí está la mordida, y la cultura del que no tranza, no avanza, eso está claro en nuestro país.

 

Pero no va a entrar con leyes que aquí dicten ustedes, va a entrar con cultura y educación, esa es la clave. Y deberíamos de estar trabajando las comisiones de San Lázaro y del Senado en los contenidos educativos, el civismo.

 

Tener los principios de nuestro país, que los conozcan los jóvenes, de dónde venimos, quiénes somos, estar orgullosos de nuestro orígenes.

 

Sostenía Benito Juárez: “Malditos los que defienden al pueblo con palabras y lo traicionan con hechos”.

 

Durante largos años el pueblo de México ha presenciado hechos en los que se ha traicionado y lastimado su dignidad; acontecimientos que reflejan y precisan los niveles de corrupción e impunidad que han agraviado a la Nación.

 

Los episodios de muerte y represión en los años 60´s y 70´s, como lo fue la matanza de los estudiantes de 1968, de Tlatelolco; el asesinato de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu; el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas y del Ejército Popular Revolucionario en Guerrero; el asesinato del Magistrado Polo Uscanga en el conflicto de la ex Ruta-100; los casos de Aguas Blancas y Acteal, en los que se privó de la vida a campesinos e indígenas; los rescates carreteros y bancarios, como el FOBAPROA, el PEMEXGATE, el caso MONEX, y más reciente, las licitaciones de Pemex.

 

Podríamos dedicar más de una sesión para narrar estos y otros hechos vergonzosos para el país, algunos tan recientes y conocidos por todos, que constituyen la memoria histórica oscura de México, nuestro querido México, que al recordar es inevitable destacar que en todos y en cada uno de estos acontecimientos la corrupción y la impunidad fueron su causa o motivo, o bien su consecuencia y efecto.

 

De esta manera, durante décadas hemos sido testigos de cómo la corrupción y la impunidad crecieron sin medida en todos los círculos de la vida pública y social.

 

Hoy en día el ser político es igual a corrupto, así le pueden preguntar desde el que bolea los zapatos, el del mercado: El político, es corrupto, sinvergüenza, pillo.

 

Y alguien que me diga aquí en este Pleno si es mentira. Esa es la imagen que han hecho los políticos mexicanos gracias a las tranzas y las pillerías.

 

Hoy en día estamos ubicados dentro de los países más corruptos de América Latina y con índices de impunidad inimaginables.

 

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre la Seguridad Pública 2014, elaborada por INEGI, México tiene un nivel de impunidad, nada más para que vean, para que aquí los que no quieren ir al final de las reformas en serio, con profundidad, andamos en el 98 por ciento, si no les gusta la frase que vayan sacando cuentas.

 

Además, el nivel de delitos no denunciados o que no derivaron en averiguaciones previas durante el 2013, por ejemplo, nada más fue de la mínima cantidad del 93.8 por ciento, que es la cifra negra, y del total de averiguaciones previas iniciadas, el 49.9 por ciento de los casos no trascendió en denuncia, ¿por qué? Porque no hay confianza del pueblo.

 

La corrupción pareciera que llegó para quedarse y multiplicarse por doquier, como un cáncer que invadió los sistemas de procuración e impartición de justicia, así como de seguridad pública en las estructuras básicas de las esferas públicas gubernamentales en todos sus niveles, por lo que hoy en día tiene pervertida y sucumbida la convivencia y la tranquilidad social.

 

Y en el peor de los casos, la legalidad del orden público y el Estado de derecho están absolutamente socavados en algunas regiones del país, casi la mayoría.

 

Por tener preciso nuestro voto en torno a este dictamen tenemos que reconocer, y el trabajo que han hecho nuestros compañeros Senadores, el esfuerzo, pero me los tienen a mecate corto aquí porque no pueden explayarse y llegar a donde debería de haber sido esto, y poder modificar los artículos 108, 110 y 111 constitucionales.

 

Ya en México estamos cansados de los Tlatoanis, de los grandes señores.

 

Yo he dicho aquí: “O todos coludos o todos rabones”.

 

Y por qué al Presidente, y no lo digo por el que está, ni por el color, ni lo digo por su ideología, si es que la hay, sino porque el mayor grado, el mayor funcionario, el Presidente de México tiene que dar el ejemplo, el Presidente, y vamos a hacer un acto de anticorrupción y permitir que se hagan los cambios, y no dar línea aquí en el Senado, que se supone que es un poder libre y soberano, y andar de alcahuetes del Poder Ejecutivo. Vergüenza nos debería de dar.

 

Los Senadores, como decía, y Senadoras que integran la comisión que ponen a nuestra consideración este proyecto, saben perfectamente que nadie puede estar en contra de crear una instancia que coordine acciones de gobierno para la prevención, detección y sanción de responsabilidades administrativas y hechos de corrupción, así como al fiscalización y control de recursos públicos.

 

¿Quién va a estar en contra?, ¿quién va a estar en contra de combatir la corrupción?, nadie.

 

Pero vamos a hacerlo bien, vamos a darnos la oportunidad de hacer el bien; yo estaría a favor de un dictamen que llegara al fondo del asunto, al problema de la raíz, no andarle cortando hojitas al árbol nada más, para que se vea muy bonito, por favor; basta ya de tanta simulación y de estar sometidos al Poder Ejecutivo.

 

¿Que no se puede contravenir el objetivo de seguir fortaleciendo la Auditoría Superior de la Federación?

 

Estamos de acuerdo, eliminando los principios de anualidad y todo lo que se ha dicho aquí.

 

Ya acabo, señor Presidente.

 

Ahí traigo una reserva, y por lo dicho anteriormente y cansado de tanta corruptela, les quiero decir que mi voto en este sentido, mi voto particular, dado que ustedes no se deciden en ir al fondo del asunto, va a ser en contra; no porque no reconozca el trabajo que han hecho mis compañeros Senadores, lo reconozco, pero un trabajo a medias, porque los traen a mecate corto a los Senadores, entonces, ahí se los dejo para la consciencia.

 

Muchas gracias.

 

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