Este 7 de junio, ¿votar o no votar? / Milenio


¿Qué alicientes tienen los ciudadanos mexicanos para acudir a las urnas este próximo 7 de junio?

Todos queremos que este proceso electoral sea una fiesta de la democracia; sin embargo existe otra realidad. Una verdad que no les gusta a muchos, pero que resulta indispensable tomar en cuenta. Tenemos una población agraviada por la delincuencia y la inseguridad; existe un malestar social derivado del clima de impunidad y de corrupción que ha mermado la credibilidad de varias instituciones del Estado mexicano. Por otra parte, la economía va mal.

La democracia no resuelve los problemas, pero permite llevar al poder público al partido y a los candidatos que deben poder resolver dichos problemas. Algunos estudiosos del tema consideran que la democracia mexicana se agotó antes de consolidarse. No es verdad. Si bien la transición política no ha concluido, el país ha avanzado notoriamente en materia de pluralidad, ejercicios de derechos y libertad de expresión.

No basta la pluralidad, es necesario que la democracia sirva para acabar con la desigualdad y combatir la pobreza que padecen millones de mexicanos.

Ante estos claroscuros, desde la perspectiva ciudadana, es decir del lado de la moneda de quien otorga el voto y no de quien lo pide, existe un panorama desfavorable para la participación.

¿Y si los ciudadanos no participan? ¿Si el hartazgo se convierte en apatía? ¿Y si los electores deciden no votar por los partidos y las personalidades que han encontrado en la transición un nicho de privilegio?

Ante la disyuntiva de votar o no votar el 7 de junio, pueden considerarme como un decidido partidario de la participación electoral. Hay que votar. Es un derecho y una obligación.

Exhorto a los partidos a realizar campañas que contribuyan al fortalecimiento de nuestra democracia; a los candidatos a ceñirse a las normas electorales y no a buscar cómo violarlas.

Exhorto a los partidos a rendir cuentas. La ciudadanía quiere ver candidatos transparentes y honestos, que tengan estos atributos como base de su postulación, independientemente del lema bajo el cual compitan. Los ciudadanos quieren ver a candidatos defender sus propuestas y demostrar su capacidad para convertir las palabras en hechos.

La sociedad quiere representantes populares que tengan la fuerza para rechazar los “moches”, que no utilicen su puesto para el tráfico de influencias o su fuero como divisa de impunidad.

Exhorto a las autoridades electorales para garantizar el juego limpio. Lo pueden hacer, el Congreso les otorgó las facultades legales y constitucionales necesarias para esto. Los queremos ver actuantes y participantes en el cuidado de la elección.

Exhorto a la ciudadanía a ejercer su voto. Que lo hagan sin presiones, por el partido o candidato que pueda representarlos en la Cámara de Diputados, en su estado o en su municipio. Particularmente, resulta relevante la participación de los jóvenes, de los que tienen la posibilidad de ejercer  por primera vez este derecho ciudadano.

Las y los muchachos que han participado en las movilizaciones que exigen justicia y un alto a la impunidad y las personas que han sido víctimas de la violencia de la delincuencia o del Estado deben tener la posibilidad de votar por una fuerza política que conserve abierta la vía de la participación democrática.

En estas elecciones como sociedad pueden romperse las inercias y los vicios que han impedido la consolidación de nuestra democracia.

 

*Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República