En la actual administración los funcionarios han perdido el piso, dejaron de concebirse como servidores públicos para poner las cosas públicas a su servicio. Estamos viviendo el peor retroceso político en décadas; el regreso al México de los gobernantes que viven como dictadores o magnates.
¿Acaso podemos olvidar que la primera dama, en aquel video en el que a regañadientes y de mal humor, quiso justificar el escándalo de la «Casa Blanca» diciendo que ella no era servidora pública ni podía ser llamada a cuentas? ¿Podemos aceptar ese argumento cuando tiene a su disposición oficinas, un equipo de guardias de seguridad e incluso vive en inmuebles públicos? No podemos hacernos de la vista gorda» cuando existen acuerdos para beneficiar a amigos y familiares con contratos públicos, licitaciones o adjudicaciones directas como ocurrió con Grupo Higa o con el sistema de peaje electrónico IAVE en las carreteras de todo el país.
El episodio más reciente de este distanciamiento entre los gobernantes y los ciudadanos fue el uso privado que dio el director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a un helicóptero de la dependencia. La única respuesta que podemos tener debe ser de un contundente rechazo y condena; debemos exigir que se sancione y que esto sea un ejemplo para que no vuelvan a ocurrir casos así.
En La actual administración los funcionarios han perdido el piso, dejaron de concebirse como servidores públicos para poner las cosas publicas a su servicio.
Quedan preguntas en el aire: ¿Cuántos casos más habrá que no conocemos porque no son denunciados o porque no llegan a manos de algún medio de comunicación? ¿Cuántos millones de pesos terminan beneficiando a funcionarios y sus familias sin que lo sepamos? ¿Por qué el Gobierno Federal ante la crisis económica pretende recortar el gasto público, los programas sociales y la construcción de infraestructura, pero no hace nada para corregir el sinfín de errores que está cometiendo? ¿Cuándo será el día en que veamos que estos funcionarios de «alto nivel» sean sancionados con severidad? Mientras tanto, podemos quedarnos con la memorable frase del Presidente ante el escándalo de la Secretaría de Desarrollo Social cuando se descubrió el uso electoral de la Cruzada contra el Hambre «No te preocupes Rosario». Ante este tipo de respuestas e impunidad otorgada, los que debemos estar preocupados somos todos los mexicanos.
Mas que un tema de opinión, se trata de un asunto legal que prohibe utilizar cualquier clase de recursos públicos para uso personal, por tanto, no se trata de un hecho cuestionable, sino ilegal que debe ser investigado y sancionado por las autoridades.
El caso del titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que salió a la luz la semana pasada, es evidente que no se resuelve con un mensaje en redes sociales, una disculpa pública y el supuesto pago por el uso del helicóptero oficial. Esta forma de intentar resolver un asunto tan delicado demuestra poca sensibilidad y menosprecio por la ley.
No es la primera vez que nos enteramos de la utilización de una aeronave oficial para realizar un viaje privado de algún funcionario o su familia, el problema radica en la impunidad con la que se realizan estos hechos, por lo que mientras no se vigile de manera escrupulosa el uso de activos públicos y lo más importante, se sancione de manera contundente los abusos y excesos de los servidores públicos que incurren en este tipo de conductas, seguiremos enterándonos de casos como éste.
Hemos dicho antes en este espacio, que nuestro país enfrenta una grave crisis de credibilidad y que la corrupción es uno de los más grandes males que aquejan a las instituciones del Estado, por lo que si seguimos permitiendo que hechos tan simples como desviar el uso de activos públicos a fines personales queden impunes, poco podremos hacer para recuperar la confianza de los ciudadanos.
No se trata de un hecho cuestionable, sino ilegal que debe ser investigado y sancionado por las autoridades.
