Nuestros discursos, más que nunca, están obligados a ser cien por ciento transparentes: Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo A., del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse al dictamen con proyecto de decreto por el que se expide la Ley General de Transparencia.

 

Zoé Robledo A., (ZRA): Con su permiso, Senador Presidente.

 

Compañeras y compañeros: Los secretos, los secretos del poder, los Arcana Imperii, como se les conoce en latín, aluden a esta necesidad del Estado de mantener fuera de la escena pública, aquellas acciones que consideran muy sensibles, muy delicadas, muy peligrosas, muy difícil de entender para el público en general.

 

El Estado cuando se presenta como un preocupado garante de la seguridad de sus ciudadanos.

 

Los Arcana Imperii han demostrado que son otra cosa, que van en sentido justamente contrario. Han constituido en la historia de los sistemas políticos, una amenaza. Una amenaza no solamente para la integridad de quienes dicen proteger, sino una amenaza, también, para la democracia misma.

 

Y eso es justo lo que está ocurriendo en estos días en nuestro país. La opacidad y la corrupción están dañando a la democracia y la están poniendo en un grave riesgo.

 

Tres datos para avalar esta aseveración.

 

Primero. La lealtad a la democracia, según el Latinobarómetro, está, como nunca, en una posición verdaderamente preocupante. Sólo 37 por ciento de los mexicanos piensa que la democracia es preferible a otro sistema de gobierno.

 

Segundo. La caída en la confianza pública de todas las instituciones, que está reflejada en la encuesta que ustedes prefieran.

 

Y tercero. Un hecho inédito, reflejado en el registro de problemáticas y preocupaciones de los ciudadanos que lleva Reforma, el periódico Reforma desde hace varios años, y que por primera vez aparece como el problema más grave del país: no la seguridad, no la economía, la corrupción.

 

Esta situación sólo se puede empezar a revertir justamente con más transparencia. Con lo que estamos haciendo el día de hoy.

 

Pero también, porque estamos hablando de transparencia, nuestros discursos más que nunca, están obligados a ser cien por ciento transparentes. Y por eso yo no puedo dejar de señalar un tema que no se incluyó en este dictamen.

 

Y este es, el de los informantes.

 

Yo los quisiera compañeras y compañeros legisladores, invitar a hacer un ejercicio. Un ejercicio de historia reciente de nuestro país vecino, de los Estados Unidos.

 

Los Estados Unidos en los últimos 50 años, han tenido tres cismas políticos muy relevantes, muy profundos y que los puso en una situación complicada.

 

El primero fue, el protagonizado por este hombre. Que seguramente muchos de ustedes conocedores de la historia, lo reconocen, Lee Harvey Oswald, el asesino de John F. Kennedy.

 

El más reciente puede estar con esta figura, con esta imagen. Osama Bin Laden. El autor intelectual de los ataques de los 11 de septiembre.

 

Pero hay otro cisma, que seguramente ustedes recordarán, y que fue producto de esta persona. De esta persona, cuyo nombre y cuya imagen, seguramente no les dice mucho. Seguramente mucho de ustedes no lo recuerdan, ni lo reconocen.

 

Se trata de Mark Felt, que fue el hombre que ocasionó la única renuncia de un Presidente norteamericano en toda la historia de ese país.

 

Se trata, justamente, Mark Felt, de un whistleblower, de un informante. Este hombre, en el 2005 se supo que era, quien realmente se hacía llamar “Garganta Profunda”. Y fue el número dos del FBI, que infiltró información a los periodistas del Washington Post, sobre el escándalo de Watergate y el involucramiento del Presidente Nixon, que a la postre renunció.

 

De ese tamaño es el asunto de los informantes. De esa dimensión, que quizá no lo estamos viendo, es la de un hombre, un servidor público que se enfrenta a la disyuntiva d dar a conocer información, a beneficio de la sociedad.

 

A los 92 años, cuando Mark Felt falleció, dijo lo siguiente: “Era mi deber hacerlo. Era la única forma de evidenciar la corrupción de un sistema político”.

 

Por eso es que yo sigo convencido que México necesita de este tipo de ciudadanos. Necesita de whistleblower, necesita de informantes estos servidores públicos o miembros de fideicomisos de fondos públicos o integrantes de partidos políticos o de sindicatos, que divulgan información de interés público, que fue reservada de manera incorrecta o fue reservada de manera indebida.

 

En ese sentido, quiero decir, que justamente uno de los debates que se está llevando a cabo en nuestro país, que tiene que ver con la plataforma MexicoLeaks, permitirá que estos informantes mantengan el anonimato, como la garantía para su acción.

 

No va ser en la ley, desafortunadamente.

 

Yo reconozco que en la exposición de motivos, de este dictamen, y reconozco en ese sentido al Senador Pablo Escudero, porque fue receptivo a esta preocupación, que no solamente es mía.

 

Es una preocupación que en la carta que nos envía el Relator Especial de las Naciones Unidas, el día viernes pasado apenas, manifiesta su preocupación de que el tema de los informantes, no esté en la ley que estamos el día de hoy debatiendo.

 

Por eso reconozco que en la exposición de motivos, se incluye el planteamiento de la importancia de proteger a los informantes; pero también se dijo que esta disposición, esta garantía, debe de estar en otra ley, no que no deba de existir.

 

Yo tomo esas palabras y confío a que su inexistencia en este dictamen, no signifique que esta figura se va a dejar de lado en el futuro.

 

Tomo la exposición de motivos, como el compromiso de este Senado de la República, para que legislemos, y México tenga en sus servidores públicos de buena voluntad, la garantía de que no serán sancionados cuando de buena fe y porque prevalece el beneficio social sobre el interés público, dan a conocer información que se reservó de manera incorrecta para tapar actos de corrupción o cualquier otro tipo de manifestaciones indebidas.

 

Por eso, es que yo celebro la exposición. Celebro el ambiente que se ha generado alrededor de esta Ley de Transparencia.

 

Mi voto será a favor, pero no dejo de señalar este detalle.

 

Muchas gracias, Senador Presidente.

 

Y ojalá, de verdad, sea la transparencia la que derroque la opacidad en el ámbito público, y que libere a la política y la saque en la penumbra en la que está sumida.

 

Es cuanto, muchas gracias.