Películas, discursos y política: Premios Óscar / Siempre


“No nos hacemos responsables por ninguna referencia política hecha en la ceremonia, y sentimos que éstas hayan ocurrido en el evento”. Así reaccionó Frank Sinatra, quien fue conductor de la entrega 47 de los premios Oscar, ante el discurso de agradecimiento de Bert Schneider, productor de Hearts and Minds, un documental sobre la Guerra de Vietnam.

La referencia política, que data de hace 40 años, fue leer un telegrama del embajador de Vietnam del Norte en los acuerdos de paz de París.

La entrega del Óscar ha registrado varios ejemplos de discursos políticos, En 1973, Marlon Brando ganó el premio al mejor actor por su papel en El Padrino. Lo rechazó y envió a una actriz de origen indio americano para que hablara sobre el trato que los pueblos nativos recibían en Estados Unidos.

Años más tarde, en 2003, se eligió a Bowling for Columbine como mejor documental. Michael Moore, su director, apuntó: “Vivimos en un tiempo donde tenemos elección de presidentes ficticios”, en una crítica a George W. Bush.

La entrega de este año, la número 87, destacó por la politización de sus discursos. Se Habló de temas como la discriminación, la equidad de género, la transparencia, la inmigración y el gobierno de un país. Aquí un resumen de los cuatro discursos más polémicos.

1)      Common y John Legend, quienes fueron los ganadores de la mejor canción original que apareció en la película Selma, hablaron de la discriminación, el racismo, y los derechos civiles, y sobre la vigencia de la figura de Martin Luther King en asuntos como el derecho a protestar.

2)      Patricia Arquette, ganadora de la categoría mejor actriz de reparto por su actuación en Boyhood, defendió los derechos de la mujer, poniendo énfasis en un tema de igualdad salarial.

3)      Laura Poitras, directora de Citizenfour, que fue premiado como mejor documental, defendió lo hecho por Edward Snowden, whistleblower que reveló el espionaje realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Estados Unidos. Le agradeció su valor al informar sobre hechos que afectaban no sólo a la privacidad, sino también a la democracia.

4)      Alejandro González Iñárritu, quien recibió el Óscar que distinguió a Birdman como la mejor película, dedicó el premio a los mexicanos que viven en Estados Unidos, pidiendo que se les trate con respeto y dignidad. Después, rogó que los mexicanos podamos encontrar el gobierno que nos merecemos.

Mario Vargas Llosa ha dicho que vivimos en la civilización del espectáculo: un mundo que sólo busca entretenerse, escapar de lo aburrido y pasarla bien. En este señalamiento ha encontrado un culpable: la democratización de la cultura. No sé si esto sea cierto. De lo que estoy seguro es que politizar a la cultura puede ser la forma para alejarla de la banalidad y también, para que la política se distancie de lo superficial.

No se trata de tener una claque que festeje la crítica ejercida desde el púlpito del entrenamiento, no de políticos tratando de anularla con mensajes en Twitter. Se trata de reconocer la importancia de poner en la agenda temas que merecen nuestra atención y preocupación, para responsabilizar y presionar.

Es incompatible criticar que la gente no participe en la política y reprochar que un actor, productor o directo de cine exprese su opinión sobre temas políticos. Para construir el gobierno que merecemos, debemos exponer sus problemas. Qué mejor oportunidad para hacerlo en un foro con ese nivel de difusión. Las películas y los discursos pueden ayudar a saber cuál es el mejor gobierno que merecemos. También para construirlo.

Senador de la República / Chiapas

@zoerobledo