El Instituto Nacional Electoral debe cumplir con los principios y objetivos para los que fue creado: Alejandro Encinas


Intervención en tribuna del Senador Alejandro Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse a la situación actual de Instituto Nacional Electoral.

 

Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): Muchas gracias, señor Presidente.

 

Yo creo que aquí hemos escuchado muchos calificativos, epítetos, frustración, tómbolas, en fin, asuntos cuyo objetivo fundamental eluden el centro del debate.

 

Lo que está aquí a debate hoy, no solamente es el comportamiento ilegal e irregular en que han derivado las prácticas del Partido Verde, en el abuso de los medios de comunicación, sino lo que está en el centro de discusión, son los problemas de la equidad, la imparcialidad y la legalidad con la que se está llevando el proceso electoral federal y en otras entidades de la República.

 

Cuando discutimos la reforma político electoral en el Senado de la República, el centro de la discusión o la idea de la que partió la reforma política, era eliminar el secuestro, que los gobernadores tenían sobre los institutos electorales locales; y eso lleva a plantear la necesidad, decían, de crear un Sistema Nacional Electoral, que centralizara tanto el proceso de organización, como el desarrollo general de las elecciones.

 

Evidentemente a lo largo de esa discusión, se demostró que un proceso de descentralización desmedida, como el que se planteaba no solamente vulneraba el régimen de facultades y competencias de los Estados de la República, sino que prácticamente iba a ser imposible el desarrollo de los procesos electorales, dado la misma diferenciación que existía, no solamente entre las entidades de la República, sino entre los mecanismos de elección, porque no en todos los municipios del país, por ejemplo, se realizan las elecciones, que en el marco de la legislación constitucional, sino que se reconocen los usos y costumbres.

 

Y de ahí derivó un híbrido, en donde se otorgaron facultades extraordinarias al Instituto Nacional Electoral, donde incluso podría arrogarse la facultad de atraer la realización de las organizaciones locales o de algún municipio, en casos extraordinarios.

 

Y a lo que estamos asistiendo hoy, frente a esta crisis del Instituto, es que este modelo electoral, está siendo agua.

 

Y ya el órgano electoral, ya no son 32 órganos electorales secuestrados por 32 gobernadores o el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, sino es un órgano electoral secuestrado por una sola persona, que es el Presidente de la República.

 

Esa es la crisis real que está viviendo hoy la autoridad electoral. El secuestro de 32 órganos electorales, se ha convertido en el secuestro de un órgano electoral.

 

Y esto se da, en el peor momento de credibilidad de las instituciones públicas. En medio de la más profunda crisis del Estado mexicano, y en momentos enfrenta la peor crisis de violación a los derechos humanos, en nuestro país.

 

Y si no hay una corrección de estos mecanismos, con los que está trabajando y adoptando sus resoluciones el Instituto Nacional Electoral, esta crisis no solamente se va a profundizar, sino va a acabar convirtiéndose en un fracaso profundo de la reforma electoral, que hace apenas unos meses aprobamos en el Senado de la República y en la Cámara de los Diputados.

 

Por eso el llamado debe ser, a que el Instituto Nacional Electoral, cumpla con los principios y objetivos para los que fue creado. Garantizando los principios de legalidad, imparcialidad, certeza y equidad en la contienda. Y en eso tiene que tomar decisiones firmes.

 

Ya acaba de renunciar Alfredo Cristalinas, de la Unidad de Fiscalización; espero que sea un primer paso, que sea una buena señala ésta; pero ahora esperemos que el Instituto corrija los abusos, en que partidos como el Partido Verde han incurrido y que elimine esta actuación en bloques; que lo está demostrando, es que hoy tenemos una autoridad secuestrada, ya no por los 32 gobernadores, sino por el Presidente de la República.

 

Si no se corrige ello, pues evidentemente fracasará la reforma, fracasarán las elecciones y tendremos unos resultados que profundizará la falta de credibilidad de las instituciones y en los representantes que de esa elección emerjan.

 

Muchas gracias.