Exigimos parar esta violencia irracional contra mexicanos y la comunidad latina en los Estados Unidos


Intervención en tribuna del Senador Raúl Morón Orozco, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse al acuerdo parlamentario por el que el Senado condena el asesinato del mexicano Antonio Zambrano.

 

Raúl Morón Orozco (RMO). Con su permiso compañero Presidente.

 

Este tema que nos llena a todos de indignación también nos genera mucha preocupación por el valor que hoy se le otorga a la vida a y a los derechos humanos de nuestros hermanos migrantes mexicanos en otras partes del mundo.

 

Como es de su conocimiento el pasado 10 de febrero del año en curso, elementos de la policía de Pasco, Washington, terminaron de una forma ilegal, violenta y abusiva, con la vida del mexicano Antonio Zambrano Montes, originario del rancho de la Parotita, municipio de Aquila, Michoacán.

 

Según las versiones de los familiares del michoacano, artera y cobardemente asesinado por los policías estadounidenses, se trataba de un mexicano tranquilo, serio y trabajador, que como muchos hermanos mexicanos cruzan la frontera norte en busca de mejores condiciones de vida para sus familias y se emplean como jornaleros agrícolas con todo tipo de desventajas y abusos laborales, y de sus derechos humanos.

 

Como Senador de la República y como michoacano, condenamos enérgicamente este deleznable, cruel e injusto asesinato, no sólo porque se trata de la vida de un mexicano más que muere injustamente en manos de quienes están obligados a procurar el orden y la seguridad de los habitantes de ese vecino país del norte, sino porque de forma sistemática, los agentes policiales han recurrido al sometimiento violento, al uso excesivo de la fuerza pública y al asesinato de indocumentados migrantes, mexicanos, latinos, afroamericanos y de otras nacionalidades, como acción xenofóbica, sólo comparada con el fundamentalismo del Estado islámico y con el fascismo europeo del siglo pasado.

 

El caso de Antonio Zambrano nos indigna no sólo por la forma en que se desarrollaron los hechos, sino porque alrededor del mismo, se ha presentado una serie de dudas, que ponen en entredicho la veracidad de los argumentos presentados por el Departamento de Policía de Pasco.

 

Es inconcebible que quienes debieran ofrecer hoy una disculpa al mundo entero por no respetar los derechos humanos, traten de justificar el abuso de autoridad y exceso de fuerza de sus agentes.

 

No, compañeros senadores, no existe justificación alguna en este cobarde asesinato y no podemos menos que exigir para Antonio y su familia un castigo ejemplar para los responsables de la comisión de este delito cometido en agravio de nuestro paisano y realizar un fuerte extrañamiento diplomático al gobierno estadounidense por seguir permitiendo que este tipo de acontecimientos se sigan registrando en un país que presume al mundo entero de proteger y respetar los derechos humanos.

 

Desafortunadamente el caso de Antonio Zambrano no ha sido el único caso de violación de derechos humanos que la población y gobierno de los Estados Unidos han efectuado en contra de nuestros hermanos mexicanos, ahí tenemos la ejecución de la pena de muerte de por lo menos 10 de nuestros connacionales o la condena a muerte hasta ahora, de más de 58 mexicanos, que esperan su ejecución, a pesar de que en muchos de estos casos, existen claras evidencias de violación de sus derechos procesales.

 

Este tipo de hechos son aún más graves si consideramos que del año 2006 a la fecha más de 74 mexicanos han sido impunemente asesinados a manos de la patrulla fronteriza o de otras corporaciones policiales de los Estados Unidos de Norteamérica, muchos de ellos resueltos sin castigo para sus responsables y sólo en nueve casos, con una mínima obligación de resarcir el daño a su familiares.

 

A esta larga lista de violaciones cometidas en contra de los migrantes mexicanos cometidas en los Estados Unidos, habría que agregarles las violaciones laborales, explotación, tratos inhumanos y despidos injustificados en contra de los trabajadores agrícolas, de industrias y comercios, retención o no devolución de pertenencias personales por parte de los cuerpos de policía, deportaciones indebidas de autoridades migratorias, lesiones, violaciones al debido proceso, separación familiar y discriminación racial, entre otros.

 

Esto no puede, ni debe seguir así, los mexicanos no podemos seguir callados e indiferentes al dolor y los abusos que todos los días padecen nuestros hermanos migrantes, sobre todo cuando la violación de sus derechos humanos, provienen de las instituciones del Estado norteamericano.

 

Por todo ello, casos como el de Antonio y el de miles de mexicanos, michoacanos, muchos de ellos, víctimas de estos crímenes de Estado, no deben de quedar impunes.

 

Exigimos justicia plena para ellos, exigimos parar esta violencia irracional contra mexicanos y la comunidad latina en los Estados Unidos, exigimos respeto absoluto a todos sus derechos humanos.

 

Por su atención, muchas gracias.