Benjamín Robles propuso tomar en cuenta las necesidades alimentarias de un jefe de familia en el cálculo del salario mínimo


Benjamín Robles

Intervención en tribuna del senador Benjamín Robles Montoya, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar iniciativa con proyecto de decreto para modificar disposiciones de la Ley Federal del Trabajo en referencia al cálculo del salario mínimo.

 

Benjamín Robles Montoya, (BRM): Muchísimas gracias.

 

Efectivamente, Senador-Presidente; compañeras y compañeros senadores.

 

Como todos sabemos, el artículo 123 de nuestra Carta Magna, en su fracción VI establece: «Que los salarios mínimos generales deberán ser suficientes, dice nuestra ley suprema, para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y proveer a la educación obligatoria de sus hijos».

 

Este mandato constitucional, compañeras y compañeros,  de defensa y de mejora, sin duda, de la vida, haría posible, en los hechos, la obligatoriedad gubernamental para crear el marco jurídico y las condiciones económicas que permitan a todos los mexicanos, padres de familia con o sin empleo, ofrecer a sus hijos, y a ellos mismos, el acceso a dicho nivel de satisfacción alimentaria.

 

La población total proyectada, si revisamos algunos datos, para la mitad del presente año, compañeras y compañeros, proporcionada por el Consejo Nacional de Población, es de 119 millones 773 mil 203 habitantes, en nuestra nación, agrupados en cerca de 28 mil familias, en un promedio de 4.6 habitantes por hogar.

 

Sin embargo, velar y concretar dicho objetivo de defensa y mejora de los niveles de vida de la mayoría de los mexicanos, no ha sido posible, no ha sido posible, perdón, no ha sido la preocupación principal de los últimos sexenios, como se demuestra en el hecho, de que desde el año de 1982  a la fecha, el denominado salario mínimo ha perdido un 75 por ciento de su poder adquisitivo, y que en la actualidad se encuentra en condición de pobreza, por lo menos la mitad de la población.

 

Esto significa que el aumento de la pobreza ha mantenido un ritmo cada vez más alto en detrimento de la vida de muchísimos ciudadanos.

 

El argumento, compañeras y compañeros, de que los salarios no pueden aumentar, porque la inflación se dispara, se ha convertido, desde hace mucho tiempo, en el rezo único del Banco de México y en la defensa de la inflación, que fue antes que cualquier otra cosa, que la defensa por el bienestar poblacional.

 

Creo que el término de la inflación se convirtió  –por eso lo señalo–  en una dictadura de moda.

 

Así, pues, creo también que las políticas gubernamentales, en este contexto, han preferido mantener un salario mínimo, dicen ellos, antiinflacionario; un salario mínimo, dicen ellos, competitivo; un salario mínimo han planteado a favor de la productividad, productividad, que por cierto ha crecido, dicen algunos, como espuma, pero a costa del empobrecimiento alimentario de los mexicanos.

 

Y digo esto, compañeras y compañeros, porque en la actualidad, de los 49 millones 500 mil personas que se consideran ocupadas en la nación, 6 millones 500 mil tienen la remuneración de un solo salario mínimo.

 

Por eso digo que los funcionarios públicos,  competentes en este tema, han olvidado que esas 6 millones de personas representan; de esas 6 millones de personas, 1.5 millones de familias son las que ahí conviven, y que esos mil 232 pesos del salario mínimo, se tienen que alimentar, pues, al menos 4 personas por día, que es lo que ganan ellos mensualmente.

 

Por eso señalo, senador presidente, que el cálculo, el actual cálculo y los aumentos del denominado salario mínimo, basado en términos monetarios por sí mismos, no cumple actualmente con dicho propósito, y que el cálculo anterior adicionado con las variaciones monetarias expresadas como inflación tampoco permiten dicho propósito plasmado en la ley.

 

Por lo cual, insisto, subrayo, este tipo de cálculo no es representativo de las necesidad alimentarias y demás que tiene hoy en día un jefe de familia.

 

Basta recordar que la Organización Mundial de la Salud, la Conferencia Internacional sobre la Nutrición, entre otras, y de manera muy particular la Organización Nacional de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mejor conocida como (FAO), así como algunas otras instituciones de carácter nacional, trabajan y tienen determinados:

 

¿Cuáles son los niveles nutricionales, los niveles calóricos y los niveles proteínicos que una persona debe consumir para vivir con dignidad?

 

Y por eso mismo planteo, senador presidente, que esos criterios son los que deben tomarse en cuenta, precisamente, para que se ajuste el salario mínimo.

 

Lo que propongo, compañeras y compañeros; senador presidente, es que se añada un párrafo al artículo 90 de la Ley Federal del Trabajo, a efecto de que  ese cálculo, el cálculo del salario mínimo se determine considerando las normas de ingesta alimentaria diaria en nutrientes, en calorías y en proteínas, en consumo por persona, esas que están establecidas ya: nacional e internacionalmente, como los mínimos necesarios para la sobrevivencia física de una persona.

 

Como lo he hecho en otras ocasiones, casi como una norme, senador presidente, le agradeceré me obsequie el que la Iniciativa que estoy presentando y que aparece en la gaceta, se inserte también de manera íntegra en el Diario de los Debates.

 

Muchísimas gracias por su atención.