Posicionamiento del Grupo Parlamentario del PRD


Al asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Enrique Peña Nieto anunció que nuestro país participará en “misiones de paz”, incluso con personal militar.

Apenas se hizo el anuncio oficial, la Secretaría de Relaciones Exteriores precisó que la participación de México en Operaciones de Paz de la ONU será “gradual y con base en ciertas condiciones”.

Entre esas condiciones debe estar la obligación constitucional de solicitar al Senado de la República autorización para la salida de tropas al extranjero. El artículo 76 de nuestra Constitución establece que la política exterior de México se decide en corresponsabilidad dual del Ejecutivo Federal y el Senado de la República.

Parece que Enrique Peña Nieto se olvidó de este precepto en su discurso en la tribuna de la ONU; para este gobierno la Constitución es un simple estorbo nostálgico, al igual que los principios de soberanía, neutralidad y solidaridad que han definido la política exterior mexicana.

En el planteamiento del gobierno se ignora o se pasa por alto el peso enorme que tiene Estados Unidos en ese organismo multilateral, al que se le imponen directrices siempre en beneficio de la potencia norteamericana y que suele disfrazar de “misiones humanitarias” verdaderas injerencias bélicas contra otras naciones; lo cual contravienen uno de los principales principios de las política exterior mexicana: “la no intervención” y “la autodeterminación de los pueblos” y socava la reputación de la diplomacia mexicana.

Por ello, es importante relanzar el fortalecimiento de la ONU y su reestructuración para que sea el espacio multilateral y democrático que requiere la gobernanza global. México tiene que seguir defendiendo la paz y no mezclarse a brigadas llamadas de paz con un claro corte militarista; romper la mentalidad belicista de los Estados Unidos.

Defender la paz significa:

· Exigir la reducción drástica del gasto militar.
· Severas sanciones al tráfico de armas.
· Entender el fenómeno de la migración y recurrir ante tribunales internacionales en la defensa de los derechos humanos de nuestros connacionales.
· Lograr eficacia en los acuerdos globales y extenderlos al desarrollo social, la eliminación de la desigualdad extrema y la injusticia.

La nueva estrategia de relaciones exteriores debe contemplar como temas centrales los ocho objetivos o retos del Milenio para alcanzar el desarrollo humano y contribuir a lograr la paz en el mundo, los cuales estamos muy lejos de cumplir y para los que se debe trabajar arduamente.

Los objetivos son:

Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal
Objetivo 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer
Objetivo 4: Reducir la mortalidad infantil
Objetivo 5: Mejorar la salud materna
Objetivo 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.