Los consejeros no serán independientes / El Financiero


Dolores Padierna

La creación de órganos autónomos ha sido un reto para el desarrollo político y el fortalecimiento de la democracia. Ha dado lugar, al menos en teoría, a la consolidación de una cultura de defensa y promoción de los derechos humanos, al manejo profesional de la tarea de mantener la estabilidad económica, a la institucionalización del derecho a la información, y al mejoramiento de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.

Los organismos autónomos, así como la legislación que norma sus actuaciones, cuentan con la ventaja de ser expresión de la pluralidad política y sus decisiones tienen mayores posibilidades de ser llevadas a la realidad y perdurar en el tiempo.

Para mala fortuna de nuestra incipiente democracia, actores políticos dominantes, poderes fácticos e incluso las elites de algunas fuerzas partidistas, festejen en la oscuridad los avances que en materia de organismos autónomos hemos conseguido y, con ello, vuelven letra muerta las legislaciones encaminadas a lograr la transparencia y el acceso a la información, entre otros aspectos.

Los acuerdos cupulares y las instancias informales (por ejemplo, el Pacto por México), han suplantado en no pocas ocasiones a los organismos autónomos y al Congreso, y han dado lugar al encubrimiento mutuo y a la “captura política” de muchas instituciones que deberían representar un contrapeso al poder, una piedra angular de nuestra democracia.

La ratificación de la designación de los órganos del sector energético es un claro ejemplo de esa “captura política” de organismos que, en la ley, deben gozar de plena autonomía, de profesionalismo e independencia.

Para cubrir las formas, pero sólo para eso, se recurre al Congreso para validar decisiones previamente tomadas en acuerdos cupulares que mal esconden el afán de realizar negocios al amparo del poder público.

Con excepciones, los perfiles presentados al Congreso responden a intereses políticos y económicos específicos y hacen evidente, una vez más, que el PRI y el PAN se reparten la mayor riqueza nacional.

En los casos de los consejos de administración de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, aparecen perfiles con vínculos a compañías del sector de energía.

En Pemex habrá cinco funcionarios federales y cinco consejeros denominados “independientes” quienes, por sus trayectorias, podrían estar no al servicio de la nación, sino de las petroleras privadas.

Quizá el mejor ejemplo de la simbiosis funcionario público-gerente privado sea el salinista Luis Téllez, propuesta del PAN (ya se ve que el dinero une lo que la sangre separa) para el comité del Fondo Mexicano del Petróleo. En este caso particular, hay además un claro conflicto de interés, dado que Téllez es integrante del consejo de administración de Sempra Energy, empresa a la que se acaba de adjudicar el millonario proyecto Los Ramones.

Los propuestos para el consejo de administración de Pemex tienen también un perfil empresarial, de individuos –no hay una sola mujer– que saben actuar para beneficiar a las empresas a las que sirven, pero ahora integrarán un órgano responsable de definir las políticas, lineamientos y visión estratégica de Pemex.

Entre ellos tenemos un expresidente de una consultora, un exdirector general de ICA, un consejero de Industrias Peñoles, un académico entusiasta privatizador y nada menos que al expresidente de British Petroleum, cuyo nombramiento viola abiertamente la ley. Casos similares se repiten en el resto de los nombramientos.

Asignarse “cuotas” en esos organismos, nombrar funcionarios que no reúnen el perfil profesional o de plano violan la ley; imponer consejeros de dudosa independencia o de plano miembros de un grupo político; excluir a los expertos y a ciudadanos de los procesos de selección “cocinados” de antemano, no hace sino abonar al debilitamiento sistemático y al deterioro de la imagen de organismos e instituciones que deberían ser salvaguardas de nuestra democracia.

Lo contrario, es facilitar el camino a la lógica autoritaria y al nuevo centralismo político que definen al actual grupo en el poder.

La autora es senadora de la República.

Twitter: @Dolores_PL