Presentación del voto particular del Senador Mario Delgado Carrillo, durante la sesión del periodo extraordinario del Senado de la República


Mario Delgado

Muchas gracias. Gracias, presidenta. Compañeros, compañeras qué lástima que esté prácticamente vacío este Pleno en un tema tan relevante, tan importante para el país, porque finalmente llegamos a la ley que es la vinculación entre el petróleo y la caja del gobierno. Y esta ley lo que demuestra, lo que pone en evidencia, lo que ya se vuelve irrebatible, porque esto ya es una cuestión de números, no de argumentos, de fórmulas, de definiciones de distribución de recursos, pues que esta es una reforma energética pensando exclusivamente en la caja del gobierno.

Parece que la prioridad máxima de este país es alimentar con más recursos la caja del gobierno. Esta ley es el instrumento para capturar la renta petrolera.

¿Cuál es el problema de fondo de esta ley? Que hay obligaciones establecidas en la ley y hay obligaciones que no están definidas, que se van a acordar de manera discrecional, contrato por contrato, por la Secretaría de Hacienda. Es decir, hay una definición de varios instrumentos para obtener la renta petrolera, como lo es para el caso de los contratos, las contraprestaciones establecidas por ley, el bono a la firma, la cuota contractual en la fase exploratoria, el tema de las regalías, el impuesto sobre la renta y hay otras contraprestaciones que serán discrecionales, como lo son la contraprestación adicional sobre el valor contractual de los hidrocarburos, y otra variable muy relevante que es la recuperación de costos.

Haciendo un análisis de sensibilidad, si hacemos un modelo que le podemos poner números supuestos, a partir de las condiciones del mercado actual ¿qué nos revela? Que realmente la variable que más va a definir la proporción con la que el gobierno se queda, con la que el Estado se queda, tiene más peso la contraprestación que es discrecional, la contraprestación que se va a pagar o que se va a determinar contrato por contrato o la variable de recuperación de costos. Y de la única que tenemos certidumbre, son las que sí están establecidas en la ley. Pero una modificación mayor de esas regalías, de la tasa de regalías, por ejemplo, si incrementamos en más de 50 por ciento la tasa de regalías… por cierto, estamos proponiendo que en lugar de un promedio de 14 por ciento se pueda ir hasta 35 por ciento, en el caso de incrementar las regalías hasta en un 50 o cien por ciento la proporción de la renta petrolera con la que se queda el Estado apenas es de un 30 por ciento; mientras que un cambio de 50 por ciento en la variable de asignación puede llevar a incrementos mucho mayores en la proporción de la renta petrolera que se queda el país.

En conclusión, las variables que van a determinar en mayor medida cuánto de la renta se va a quedar el Estado mexicano son discrecionales, y de las únicas que tenemos certeza, las que se ponen en la ley, esas pues nos están dando, o estamos en una tasa de regalías relativamente bajo, incluso para el promedio internacional, y que lo único que nos garantiza es que tengamos 30 centavos de cada peso, del valor de cada barril exportado. Es decir, el 30 por ciento de la renta petrolera. Ese es el problema de la ley que hoy estamos analizando: que la que va a pesar más es la parte discrecional.

Y ayer decía el senador Barbosa, decía, bueno ¿y por qué debemos esperar o por qué deberíamos suponer o esperar que los mismos hombres que han llevado a la actual crisis a nuestro país, del modelo energético, por qué se van a comportar distinto? Yo voy más allá de ese cuestionamiento: ¿Por qué deberíamos esperar o por qué deberíamos asumir que las empresas depredadoras que tienen ese comportamiento para maximizar su renta petrolera en México se van a portar muy buenas gentes? ¿Por qué vamos a suponer que en México van a tener un trato generoso con el gobierno? ¿Por qué en esa negociación discrecional con la Secretaría de Hacienda no van a buscar, con todos los recursos que tengan a su alcance, obtener la mejor de las negociaciones para ellos?

Se ha visto en muchas ocasiones, está documentado en la literatura internacional, hay una sobreestimación de costos. Es más fácil llegar a una buena negociación, para ellos, una buena negociación para ellos, a la hora del contrato, que hacer un esfuerzo mayor, por ejemplo, en tener tecnología más cara, porque ambientalmente es más segura, o tener costos mayores en la extracción por algunos requerimientos que le esté haciendo el gobierno.

Resulta mucho más barato “arreglarse” con los funcionarios a la hora de pactar el contrato, que tener después qué hacer inversiones mayores y con ello reducir su utilidad. Esto que estoy diciendo no lo estoy inventando, está documentado en la bibliografía internacional. Cito, por ejemplo, a Joseph Stiglitz, que en su libro Escapando la maldición de los recursos señala cómo para las petroleras donde hay instituciones débiles como es el caso, pues es más fácil arreglarse con quien firma el contrato, que después hacer inversiones mayores.

La maximización de su renta la consigue en la negociación contractual. Nosotros nos estamos exponiendo a ello porque además estamos haciendo una legislación donde todo lo traslada al ámbito de lo privado, a pesar de que estamos hablando de la explotación de un activo de la nación, aparentemente.

Entonces, estamos ante la peor de las combinaciones: estamos orillando con esta ley a que se malbarate nuestro petróleo, estamos provocando incentivos perversos, depredadores en favor del más fuerte, de las compañías petroleras internacionales. Es mentira que Pemex pueda entrar a un esquema de competencia. Además, pensándolo profundamente ¿de verdad queríamos meter a Pemex a una competencia con las petroleras? No. La competencia que queríamos para Pemex era contra sí misma, que tuviera un gobierno corporativo, eficiente, y darle las mayores ventajas como lo hacen los otros países petroleros en la explotación de su sector, para que sean dominantes y que tengas inversión complementaria con el resto de las empresas, pero a partir de una posición dominante que permita el control del sector energético estratégico para el desarrollo del país.

Finalmente quisiera decir que la Constitución, en el artículo 27, quedó establecido que el petróleo es para darle ingreso al Estado. Recordemos de dónde viene esta redacción: es de esta estrategia por tratar de evitar la consulta popular, entonces alguien tuvo una genialidad de decir: Vamos a poner en la Constitución que el petróleo tiene como fin darle ingresos al Estado. También dice: para que contribuyan al desarrollo de largo plazo de la nación. Esa segunda parte ha sido olvidada, porque basta ver la forma en la que se privilegia la obtención de la renta sobre criterios ambientales, de seguridad industrial, de transparencia, de destino de los recursos a educación e investigación en ciencia y tecnología para darnos cuenta que se privilegia a la renta.

¿Cómo podríamos lograr que los ingresos mayores al Estado contribuyan al desarrollo de largo plazo de la nación? Ya lo dijo aquí Zoé Robledo. Tendríamos que destinar buena parte de la renta adicional a educación. Hay dos variables que pueden cambiar la tasa de crecimiento en nuestro país. Estamos quemando la última nave que nos puede llevar a romper ese ciclo económico perverso, donde México no crece. Estamos tirando la última bala, la bala de plata que teníamos para poder detonar el desarrollo nacional. Sin embargo, lo estamos haciendo de manera errónea, ponemos por delante la caja otra vez de la Secretaría de Hacienda, en lugar de poner por delante una visión integral del desarrollo del país.

¿Cómo podemos utilizar el activo del petróleo para cambiar los niveles de competitividad de nuestro país? ¿Cómo nos volvemos más competitivos a partir de la utilización de este activo? Hay solamente dos destinos que podrían dársele a estos recursos: uno, inversión en infraestructura e inversión en capital humano.

El día de hoy vamos a presentar una reserva, para que de los recursos que le tiene que pasar Pemex, la renta petrolera al gasto del gobierno, este 4.7 por ciento, ahí haya un orden de prelación distinto. Porque el orden de prelación del Fondo Mexicano es una ficción. Para que finalmente lleguen recursos a Ciencia y Tecnología la tasa de crecimiento de los ingresos petroleros debe ser mayor a la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto por lo menos en los siguientes cinco años, y sabemos desde ahora que eso no va a ocurrir. Por lo tanto, los primeros pesos para Ciencia y Tecnología estarían llegando, en el mejor de los casos, en una década. En una década… Con esto termino, presidenta… En una década habremos perdido uno de los recursos más valiosos incluso que el petróleo, el mayor activo que le ha dado el destino a nuestro país: la generación más grande en toda la historia de México, en diez años la habremos perdido.

Un millón de jóvenes abandona la secundaria y la preparatoria al año sin terminar sus estudios. La gran diferencia en que esos jóvenes abandonen la escuela y permanezcan, puede ser, a partir de una experiencia que tuvimos en la ciudad, darles el financiamiento: un joven necesita aproximadamente mil pesos mensuales y eso puede ser la gran diferencia para bajar la deserción. ¿Cuánto es mil dólares? Supongamos que son… Perdón, mil pesos mensuales, supongamos que son cien dólares: lo que cuesta un barril de petróleo.

Quiero hacer una pregunta ¿Qué acaso no podemos destinar el equivalente a doce barriles por joven al año, el equivalente, cien dólares por cada barril, por cada joven en México que abandona la preparatoria, la secundaria? ¿No podríamos destinar doce millones de barriles de petróleo, la renta de esos doce millones a financiar al millón de jóvenes que cada año abandona la preparatoria? En seis días, seis días de producción los pudiéramos etiquetar, seis días que pueden cambiar el destino de nuestro país. Con esos doce millones de barriles de petróleo podríamos lograr que los jóvenes se quedaran en la escuela. Y si logramos que esos jóvenes permanezcan dentro del sistema educativo vamos a incrementar la escolaridad de nuestro país, y si logramos incrementarla en uno o dos grados, el potencial sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto sería descomunal, mucho mayor que cualquier inversión que se puede hacer del petróleo. Es la mayor rentabilidad que podemos tener con nuestro petróleo.

Por eso el día de hoy vamos a proponer una reserva para que del 4.7 por ciento de los recursos de la renta petrolera que se traslade al gobierno, en primer lugar sea destinado para la inversión en Ciencia, Tecnología y en Educación, y al financiamiento de becas para un millón de jóvenes al año.

La única posibilidad, la inversión más inteligente que podemos hacer con nuestro petróleo es invertirlo en este activo que sí se nos va a acabar en el corto plazo, que es la mayor generación de jóvenes de toda nuestra historia.

Muchísimas gracias.