La reforma de la ruptura / La Jornada Michoacán


Raúl Morón

• En días pasados tuvieron lugar una serie de debates sobre el tema energético en el Senado de la República que serán de enorme trascendencia

 

En días pasados tuvieron lugar una serie de debates sobre el tema energético en el Senado de la República que serán de enorme trascendencia porque marcarán sin duda el futuro del país. Es mi deber con los mexicanos y con los michoacanos dar a conocer las razones y argumentos por los cuáles me opuse a la aprobación de las leyes secundarias, junto con los demás legisladores del PRD.

Las leyes aprobadas trastocan los cimientos del pacto social plasmado en la Constitución 1917. Es así porque socavan las bases de la propiedad de la Nación, destruyen aspectos cruciales de la rectoría económica del Estado y su capacidad para garantizar un desarrollo sustentable y para promover una más justa distribución de la riqueza. Además, ponen en grave riesgo la soberanía energética del país al decretar que la industria eléctrica y petrolera nacional sean disminuidas hasta desaparecer.

Las áreas naturales protegidas podrán ser devastadas para obtener hidrocarburos. Las actividades de extracción serán consideradas prioritarias, lo que vulnera derechos fundamentales, entre ellos, a la alimentación, el derecho humano al agua, a un medio ambiente sano.

Grandes cantidades de recursos públicos que se obtienen del petróleo y que deberían servir para ampliar y dignificar los servicios educativos o de salud, para detonar inversiones de alto impacto económico y social que requieren estados como Michoacán irán a engrosar las arcas de las gigantes petroleras trasnacionales.

Son sólo algunas de las graves consecuencias de revertir la expropiación petrolera, que permitió a la nación por décadas conservar el dominio pleno de sus recursos naturales y desarrollar la industria petrolera, una industria concebida como palanca del desarrollo nacional, nunca como negocio.

Me he opuesto con argumentos a las reformas estructurales emanadas del llamado Pacto por México por su carácter regresivo y porque van en contra de los intereses del país. He afirmado también que la energética es la madre de todas las privatizaciones y, a su vez, la reforma de la ruptura. Una ruptura con un pasado glorioso, el México del general Cárdenas, del orgullo nacionalista, del México soberano, del México digno, que no se arrodilla ante intereses extranjeros. Una ruptura con aquellos anhelos y principios de justicia social que, aunque incumplidos, siguen ahí, en la conciencia nacional, esperando por un gobierno que sea justo, que sea honesto, que vea más por los que menos tienen y menos por los poderosos.

Qué mayor ruptura con el pacto social que costó millones de vidas que destruir lo poco que queda de la propiedad social, abrir la puerta al despojo de la tierra de indígenas y campesinos. Las leyes secundarias reafirman la ruptura con los valores y principios fundacionales de la República: la igualdad, la soberanía nacional, la búsqueda de independencia económica, la justicia social.

He afirmado también que en la izquierda aún somos muchos quienes sí somos capaces de visualizar un México moderno, competitivo, pero con justicia, sin desigualdades oprobiosas y sin corrupción obscena. Un futuro próspero, de riqueza mejor distribuida, de grandeza, de solidaridad.

Somos muchos los que aún luchamos por los principios e ideales que le dieron origen al PRD, heredero auténtico del cardenismo, los que vamos a promover decididamente la consulta energética en 2015 para rectificar el rumbo del país, para rescatar los principios que son parte de nuestra esencia, del pasado glorioso, para garantizar un futuro de progreso, democrático y con bienestar para todos.