Continuaremos trabajando para cumplir nuestra responsabilidad republicana: Angélica de la Peña


Angélica de la Peña

Discurso pronunciado por la Senadora Angélica de la Peña, del Grupo Parlamentario del PRD, en la inauguración de las mesas de análisis sobre “Protección de los Derechos Humanos en sede jurisdiccional: Guía para la labor legislativa”.

Angélica de la Peña Gómez (ADLPG).- Buenos días a todas, a todos. Bienvenidos al Senado de la República, a este maravilloso recinto de Xicoténcatl.

Efectivamente, un saludo muy afectuoso a todas y todos quienes nos acompañan y que tienen -algunos de ustedes- una relevancia muy importante en los asuntos que vamos a ver en el transcurso de esta semana.

Los talleres que están diseñados a partir de la gran idea que la senadora Arely Gómez construyó, porque eso fue lo que hizo, además de una alianza muy importante con Carlos Pérez, que está aquí con nosotros, y quien es el coordinador en Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Me parece que tiene, sin duda, una gran relevancia porque siguiendo (inaudible) de las intervenciones de mis colegas, por supuesto que constituye para nosotros en el Senado de la República, seguir revisando todo el marco jurídico que es necesario que se transforme a consecuencia de dos reformas estructurales, que han sido un parte aguas en el marco jurídico mexicanos. La de 2008, en materia penal; y por supuestos, la de 2011 en materia de derechos humanos.
México no es el mismo a partir de estas dos grandes reformas, cuyo proceso todavía está en construcción; si bien es cierto que la materia penal goza todavía de una vacatio legis, ya a punto de concluir, esto no quiere decir que no haya venido trabajando desde que fue publicada; y por supuesto en el caso de la reforma en materia de derechos humanos, claro que entra en vigor prácticamente al otro día y con mandatos muy claros respecto de cuáles leyes reglamentarias debemos diseñar desde el Congreso de la Unión para poder ser congruentes con estas reformas.
Seguimos en falta todavía con la Ley Reglamentaria del Artículo 29 constitucional y la Ley Reglamentaria del Artículo 33; no quiere decir que así como heredamos de la Legislatura pasada estos pendientes, no quiere decir que desde que llegamos al Senado de la República no nos hayamos puesto a trabajar en estas dos leyes secundarias; construirlas -permítanme que siga reiterando este concepto- ha sido muy interesante, porque nos ha permitido escuchar a las distintas organizaciones, por supuestos, las recomendaciones de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, porque que ha sido muy particularmente y escrupulosa coadyuvar, en puntualizar, en aportar todos los insumos que tienen sus distintos integrantes, encabezados por Javier, para que efectivamente puedan cumplir de manera correctas con las distintas recomendaciones que se nos han hecho hasta ahora.
Por supuesto que van casi anticipándonos a las propias recomendaciones que distintos países le hicieron a México en el Mecanismo de Examen Periódico Universal del año pasado.
Va exactamente en la misma mentalidad, es decir, en señalar cómo México tiene que ir poco a poco, concretando los acuerdos que permitan la participación del Poder Legislativo, que junto con el Poder Ejecutivo y, por supuesto, ahora, de mayor relevancia el Poder Judicial podamos aspirar de lo que me parece muy importante destacar y que mencionó el señor Rector, la semana pasada, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México la semana pasada, cuando se presentó el programa en materia de derechos humanos 2014-2018, por al presidencia de la República.
Él en su intervención decía: tenemos derecho a aspirar a la utopía. Efectivamente es construir la utopía, algo que todavía no es, eso es la utopía. No hay idealismo que no se pueda alcanzar sino lo que decidimos como algo por lo que tenemos que trabajar para hacerlo realidad, esa es la persecución de la utopía.
Me parece que su intervención, en el marco de todas las intervenciones de la semana pasada, fue de una gran relevancia. Por eso es importantísimo que ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se distinga en esta congruencia que ha sido identificada y abanderada por Naciones Unidas por su trabajo en materia de derechos humanos, pues ahora concretar los diversos protocolos que van a ser materia de los talleres durante esta semana.
Me parece de una gran trascendencia también los que tienen programados, esperemos pronto podamos tenerlos para que pueda seguir trabajando en la orientación de cómo tienen que trabajar los distintos (inaudible) del Poder Judicial, a nivel federal y en las entidades federativas. De manera particular, yo estoy esperando aquellos que tienen que ver con diversidad sexual o el que tiene que ver con la tortura.
Yo creo que cuando tengamos integrada toda esa gama de protocolos, como los tienen planificados, por supuesto que vamos a incidir hacia ese camino de la construcción, de la persecución de la utopía.
No tengan ustedes dudas de que en el Senado de la República sabemos lo que tenemos que hacer y siempre, como les consta a muchos de ustedes, tenemos la puertas abiertas para escucharles en todas sus propuestas; por eso tuvimos que detener la votación de la Ley Reglamentaria del Artículo 29 Constitucional, por un señalamiento expreso de distintas organizaciones, que tenían dudas, que querían hacer propuestas, más allá de si son o no viables; más allá de si estaban ya configuradas en la propia iniciativa; más allá de cualquier cosa, nosotros estábamos obligados a hacer un pequeño impasse para escucharles.
Y ese es el cometido que ustedes van a encontrar en cada una de las acciones que hoy están distinguidas en el trabajo que van a realizar durante esta semana. No entro en detalle de cada uno de los protocolos que van a discutir, porque es una materia que va a seguir después de este (inaudible).
Sean ustedes bienvenidas y bienvenidos al Senado, y por supuesto que seguimos trabajando para que cumplamos nuestra responsabilidad republicana, y sobre todo para garantizar una nueva sociedad en nuestro país, una nueva sociedad en donde las personas, desde que nace, sus derechos efectivamente puedan garantizarse en su pleno ejercicio como derechos humanos.